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Los científicos destacaron la importancia de su descubrimiento, ya que los arados de la tierra, que pertenecen a esta época, se conservan muy raramente, y si se conservan, su datación es muy problemática para los especialistas. Anteriormente, en Italia se habían encontrado rastros similares y huellas de pezuñas de ganado, y entonces se atribuyeron al periodo comprendido entre hace 4.300 y 4.000 años, y las pruebas más antiguas del uso del arado en Suiza databan de la primera mitad del IV milenio antes de Cristo.