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A los 7 años, a él y a su hermano les gustaba jugar a buscar tesoros. Un día, tras arrastrarse bajo la iglesia local, los chicos encontraron en el barro 9 agujas, monedas, 3 piezas de metal y una cuenta de ámbar. Fugelsnes lo escondió todo en una caja y no se acordó del tesoro hasta 60 años después, cuando empezaron las excavaciones cerca de la iglesia. El hombre mostró sus hallazgos a los científicos.
Resultaron ser 14 monedas de plata. En su mayoría datan de la primera mitad del siglo XIV, aunque hubo una acuñada entre 1450 y 1481. Al parecer, la cuenta era un componente de los rosarios medievales. Y las agujas, según los investigadores, tienen al menos 700 años.
